Sembradíos de cítricos y sus plagas

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En la actualidad, hay más de 100 especies de insectos y ácaros dañinos asociados al cultivo de los cítricos, pero menos del 20% llegan a considerarse de importancia económica.

* Introducción

Las frutas cítricas, con productos destacados como la naranja, el limón y las diferentes variedades de mandarina se posicionan entre los frutales de mayor importancia a nivel mundial, por sus aportes nutricionales, la popularidad de su consumo, y sus volúmenes de producción, venta, exportación y comercialización en los mercados internos de cada país productor. Esto tiene lugar en los cinco continentes alrededor de la aldea global, siendo explotados en forma comercial en cuanto a la producción refiere, en todos los países donde las condiciones climáticas lo permiten, como lo son climas tropicales, subtropicales, o bien microclimas en regiones no tan cálidas. 

En todos estos países productores, se debe lidiar con muchos factores para poder lograr una producción de calidad (y redituable). Entre ellos, el manejo fitosanitario de los cítricos es uno de los que se presenta como cruciales. Esta práctica comprende el uso eficiente de todas las estrategias disponibles para el control de plagas y enfermedades en casos por medio de acciones previas o preventivas, mientras que en otros, se trabaja para detectarlas a tiempo, es decir, advertir oportunamente su presencia e intentar mitigar todo lo posible esos daños que ocasionan usualmente.

* Acciones preventivas: 

Cuando hablamos de acciones preventivas en el caso del control fitosanitario en los cítricos, se refleja en varias acciones entre las que se encuentran algunas básicas como:

  • Una selección del terreno adecuada: El suelo debe reunir condiciones lo más parecido a óptimas posibles para el cultivo. Hablamos de rangos de temperatura del suelo, humedad relativa, promedio de precipitaciones, altitud (la oxigenación de la raíz es muy importante), acción del viento y cantidad de horas e intensidad de exposición a la luz solar. En este sentido, podemos mencionar a la selección del terreno como una acción preventiva en sí misma.
     
  • El diseño a conciencia y posterior mantenimiento de drenajes para aislar a las raíces del nivel freático y de los posibles excesos de humedad eventuales en las épocas en que las precipitaciones aumentan.
     
  • Distancia entre plantas adecuada en la siembra: Estas se determinan teniendo en cuenta la topografía del terreno y la expectativa de crecimiento del porte de la copa, para permitir una adecuada aireación del cultivo.

  • En el vivero: incursión de podas fitosanitarias y de formación.

  • En el plantío: podas fitosanitarias especialmente en árboles adultos, para evitar microclimas húmedos en el dosel del cultivo, mejorando también el ingreso de luz solar a la copa de los árboles.

  • En la forma de cosecha: siempre con tijeras o alicates al ras para evitar daños de otros frutos y la formación de heridas que puedan ser puerta de ingreso para plagas o enfermedades.

  • Lavado, separación y desinfección de bines y canastillas de recolección, así como del resto de las herramientas que se utilizan para ello (Zúñiga y Ramírez 2002).

¿Cómo se intenta lograr un manejo adecuado de plagas en los cultivos cítricos?

Se intenta por la sinergia de diferentes estrategias:

  1. Para empezar se debe escoger cuidadosamente y seleccionar qué sembrar. Cuando se trata de cultivos citrícolas con fines comerciales, la propagación es de tipo asexual, es decir que se realiza a través de injertos. Se hace de esta manera ya que de forma sexual (semilla) se obtiene una alta variabilidad, lo que hace de este último sistema un método inadecuado, ya que la idea es que los frutos sean lo más homogéneos posibles.
  2. Por otro lado, la producción y distribución de material de propagación de cítricos se debe adquirir en viveros regulados por la normativa vigente de cada país o zona de producción donde se encuentre va a producir. Comprar en un vivero registrado garantizará tanto la calidad genética y agronómica como a su vez la fitosanitaria del material que se llevará a la plantación productiva. Igualmente, al momento de adquirir el material de propagación, se deben inspeccionar las plántulas antes de retirarlas del vivero, verificando que estén libres de signos o síntomas ocasionados por ocasionales enfermedades o posibles plagas. Además es una práctica aconsejable realizar un muestreo de raíz de al menos el 3% de las plántulas in situ en el vivero. Siempre eliminando la bolsa en presencia del vendedor de los plantines, y observar juntos la calidad del sistema radicular, un aspecto de vital importancia en la fase de vivero. Asimismo, los árboles para la siembra deben tener una adecuada conformación tanto de raíz como de partes aéreas; el sistema radical debe ser pivotante, estar sano, sin áreas muertas o necrosadas, con un desarrollo exuberante. Debe observarse también que no presente las típicas  deformaciones, como por ejemplo “cola de marrano” o “cuello de cisne” u otras que proceden de una poda de formación malograda (Castro, Timmer y Muller; 2000).

* Inconvenientes fitosanitarios principales en las plantaciones cítricas:

Es sabido que el calor y la humedad son los factores claves para la propagación de las plagas en general, aunque en los cítricos no es la excepción. “Durante las épocas lluviosas se incrementan las poblaciones de plagas como el picudo de los cítricos, los minadores y los ácaros. En cuanto a las enfermedades, se incrementa la incidencia de antracnosis, gomosis, bacteriosis y virosis” (Castro, et al., 2000, pp. 68-70).

Si bien las plagas varían de acuerdo a la región, mencionaremos una lista de ellas bastante comunes.

Este artículo no intenta ser una guía acabada ni definitiva, sino una entrada expositiva de los desafíos del fruticultor citrícola en cuanto al manejo fitosanitario. Por ello, veremos uno de tres segmentos bien diferenciados: las plagas, sin entrar en enfermedades causadas por hongos, ni por virus y viroides.

* Ácaros: 

En general, los ácaros comprenden un gran número de artrópodos, incluidos en la clase arácnida, a la cual pertenecen también los escorpiones y las arañas. Los ácaros constituyen la subclase Acari, dentro de la clase de los Arácnidos. La segmentación del cuerpo es inconspicua o ausente. Su tamaño, en el caso de las especies plaga de las plantas cultivadas, es muy pequeño.

  • Ácaro del Tostado o “del tostador” (“Phyllocoptruta oleivora”):

En cuanto a los daños que produce, principalmente se focalizan sobre los frutos tiernos. Se alimenta picando y succionando células de la epidermis con los estiletes de su boca. La evidencia visual de los daños se manifiesta por la decoloración o toma de un color café oscuro a negro cuando el ataque se ha realizado sobre frutos jóvenes, alcanzando grandes áreas o el fruto completo, de allí toma su nombre coloquial. Cuando ataca las hojas, les provoca manchas oscuras, daño que disminuye la capacidad fotosintética de la planta y hasta puede llegar a provocar la caída prematura de las hojas. 

A la vista se le reconoce porque el cuerpo de este ácaro en edad adulta es alargado y en forma de cuña, afilado de atrás hacia adelante, pálido (amarillento), de tamaño aproximado a 0.1 mm. Posee solamente cuatro patitas cortas y no seis como muchos piensan. Esto es porque en la parte posterior del abdomen lleva dos lóbulos o falsas patas, con las que se ayuda para el movimiento. Los huevos son esféricos, transparentes, sin textura. Una hembra puede ovipositar hasta 30 huevos. La eclosión se produce en un período de 3 a 7 días, desde el estadio larval hasta la maduración. Lo encontramos durante todo el año, favorecido por temperaturas relativamente elevadas y alta humedad en el ambiente. Las lluvias fuertes reducen la población ayudando un poco a su control cuando esto sucede (Barrientos Moreno 2009).

  • Ácaro Blanco  (“Polyphagotarsonemus latus”): 

Los ejemplares en edad adulta son de color algo amarillentos y de unos 0.2 mm de largo. Las hembras son globosas y ovaladas. En el caso de la hembra las patas son más cortas y menos móviles que las del macho. El macho tiene también el par de patas distinto. Tiene forma de pinza y no lo emplea para caminar, sino que es un órgano accesorio de la copula, y le sirve así mismo para transportar en alto las pupas y hembras adultas. Su cuerpo es de forma oval alargada, que recuerda la forma del rombo, con las extremidades largas y delgadas. Es muy ágil y se desplaza constantemente en todos los sentidos. (BUELNA, Saúl. 2009 Ácaro blanco. [En línea]. http://saulbuelna.galeon.com/ACAROBLANCO.htm).

Una de las características que lo presenta como una complicación, es que se reproduce con gran rapidez, pues puede completar una generación en 5 días en situaciones de temperatura promedio de 68°F. Se le encuentra usualmente viviendo en el envés de las hojas y suele proliferar en sitios donde haya buena sombra proyectada y cierta humedad. Vive normalmente en las hojas más tiernas (brotes) de las plantas a las que ataca. Este ácaro es muy pequeño. Tal es así, que no es visible a simple vista y se precisa una buena lupa para poder visualizarlo; son de color blanco. La hembra pone durante diez días un total de 60 huevos, un promedio de seis huevos a diario. El adulto vive de doce a trece días aproximadamente; la temperatura óptima para su desarrollo es de 69º F. Cuando se presentan temperaturas mayores a 100º F directamente le producen la muerte. La población crece después de periodos de mucha lluvia, seguidos de periodos secos. Se alimenta raspando y succionando savia. A la altura de las hojas causa deformación de la lámina foliar, produciéndose una especie de plateado. Cuando afecta frutos les forma una película de color plata que se desprende fácilmente con la uña. Cuando hay ataque severo en frutos pequeños, adicionalmente a los anteriores síntomas estos paralizan el crecimiento y se atrofian (León, 2001).

  • Ácaro de la lepra o Brevipalpus sp. (“Acari Tenuipalpidae”):

Este tipo de ácaro es transmisor del virus de la «leprosis» que afecta severamente a las naranjas. Los síntomas que se advierten son unas manchitas circulares rojizas en ramas, hojas y frutos. Las manchas se dejan ver entre uno y dos meses después de que prolifera la infección. Provoca también caída de hojas y frutos. Se presenta en distintas especies (es común en frutos de limón) pero la «leprosis» afecta solo a ciertas variedades de naranjas. Esta especie de ácaro tiene un tamaño de unos 0.3 mm, de forma chata y triangular, se mueve lento, de color rojo intenso o en casos anaranjado con bordes transparentes y manchas oscuras en el centro, con ojos rojos y visibles. Claramente es fácil de identificarlo visualmente (Orozco – Santos y Timmer; 2005).

  • Ácaro Rojo (“Panonychus citri”):

Posee la típica fisionomía de arácnido, de forma globosa y de color rojo. No tejen demasiada tela, sólo lo hacen para sostener al huevo en el envés de la hoja para que éste no caiga al suelo. También llamado “Araña roja de los cítricos”. Los daños que causa se centran en las hojas por la actividad de la alimentación, las va decolorando, posteriormente pasan a color pardo o gris. En caso de ataques severos provoca la defoliación del árbol. En cuanto a su morfología y ciclo de vida  podemos decir que vive de 16 a 18 días, cumpliendo el ciclo de huevo, larva, ninfa, y ácaro adulto. Una vez desarrollado vive entre unos 12 a unos 23 días. Fecunda alrededor de una veintena de huevos por ejemplar hembra, llegando en casos hasta los treinta. Se inclina por los climas más bien templados a fríos, ya que en verano la población disminuye, y en invierno prolifera con mayor facilidad (Sociedad Española de Fitopatologías; 2000).

  • Ácaro de Texas o Anico de los Citrus (“Eutetranychus banksi”):

Esta variedad al alimentarse produce pequeñas manchas cloróticas en las hojas. En casos donde la presencia es alta las hojas adquieren aspecto bronceado y pierden totalmente su brillo. En otros casos muy severos puede llegar a provocar defoliación en veranos muy secos. Lo particular y poco conveniente de este ácaro es que ataca a todo tipo de especies cítricas. 

De su fisionomía, podemos decir que mide unos 0.3 a 0.4 mm, y a la vista es una pequeña arañita de color verdoso cuando aún no se ha terminado de desarrollar, presentando un color rojizo con largas patas anaranjadas en su estado adulto. La hembra es ancha y el macho más pequeño y alargado; los huevos son chatos y circulares con forma de monedas. Las colonias se alojan en la cara superior de la hoja, formando líneas en los bordes de la hoja y en la nervadura central. Es común encontrar hembras, machos, inmaduros y huevos en colonias que son visibles sin lupa. También se observa acumulación de exuvias blancas siguiendo los bordes de hojas y las nervaduras. Posee un enemigo natural en la misma familia, que son los ácaros de la familia Phytoseiidae (Zúñiga, C. y Ramírez, P.; 2002).

  • Ácaro de las yemas, o (“Aceria sheldoni Ewing”)

Esta variedad de ácaro causa, como su nombre lo deja suponer, una deformación de yemas, flores y frutos de la variedad cítrica del limón, aunque en ciertos casos se ha observado su ataque en plantaciones de pomelo. Es un ácaro alargado y algo curvado, de color crudo, que presenta dos pares de patas, y mide unos 0,17 mm.  Es relativamente fácil de identificar y usualmente no se suele confundir con otra especie por el lugar donde se lo halla (Zúñiga, C. y Ramírez, P.; 2002).

  • Arañita Mexicana, (“Acari Tetranychidae”):

Es una plaga importante en los casos de vivero conducido o en invernaderos plásticos donde a veces se requieren varias pulverizaciones al año para controlarla. Conforma colonias en la cara inferior de las hojas; los sectores afectados toman coloración amarillenta. En las quintas ya no causan tantos inconvenientes, más bien pasan desapercibidas y no requieren aplicaciones específicas porque están reguladas por enemigos naturales que son otros ácaros predadores. Esta variedad también ataca todas las especies sin discriminar. 

Las hembras son de un color rojizo, miden alrededor de 0.5 mm aproximadamente, los estados inmaduros son de color verdoso y los huevos son esféricos y amarillentos. Forma colonias bajo una tela más bien fina en el envés de las hojas. Esto ayuda a distinguirlo a la visa del ácaro rojo, ya que este último suele predominar en la cara superior de la hoja (Zúñiga, C. y Ramírez, P.; 2002).

Dejando ahora los ácaros, veremos pues otras especies de insectos que también suelen plagar las plantaciones de cítricos, comenzando por uno de los más comunes.

  • Picudo de los cítricos (“Compsus sp.”):

Este insecto pertenece al orden Coleóptera. Los adultos miden entre 8 a 13 mm, son de color blanquecino perlado con líneas a lo largo y manchitas de color verde, azul o pardo. Cuando están recién emergidos del suelo son blandos, con una coloración rosada y blanca, y poseen mandíbulas muy grandes. Los machos son más pequeños y más delgados que las hembras; además, la diferencia entre sexos se hace evidente en la zona del vientre, pues el último segmento abdominal en las hembras es más largo, tiene mayor número de setas y la margen posterior es puntiaguda, mientras en los machos es redondeada.

Las hembras ovipositan en la parte aérea de los árboles, pegando dos hojas o los pliegues de una con sus propias secreciones. Dentro del pliegue dejan masas irregulares de huevos. Una hembra puede colocar hasta 4.260 huevos en un año, en condiciones de laboratorio. La duración del estado de huevo es de 9 a 14 días, dependiendo de las condiciones climáticas. Las larvas neonatas caen al suelo y se entierran rápidamente. Primero se alimentan de raicillas y pelos absorbentes, posteriormente consumen la corteza de raíces secundarias y pivotantes. El periodo larval es variable y depende de las condiciones del suelo y de la alimentación. La larva, en su última etapa, construye una cámara pupal de tierra y allí se alberga la pupa durante uno o dos meses (Sara Cáceres; 2006).

En cuanto a los daños podemos decir que la larva del picudo daña las raíces de los árboles, lo cual causa un debilitamiento similar a una deficiencia nutricional, debido a que las lesiones profundas que hace en la raíz dificultan el paso normal de nutrientes.  Adicionalmente estas heridas favorecen el ataque de patógenos como hongos, bacterias y nematodos. Estos daños no solo afectan el rendimiento, sino el tamaño y la calidad de los fruto. El adulto emerge del suelo al cabo de cuatro o siete meses e inicia nuevamente su ciclo. Su actividad alimenticia ocurre tanto en el día como en la noche; asimismo, prefiere para alimentarse y ovipositar las hojas del tercio medio de la rama. El picudo de los cítricos es un mal volador. Los adultos se refugian en el envés de las hojas o en lugares sombreados; al ser molestados o percibir movimientos se dejan caer al suelo simulando, por instantes, estar muertos. Este hábito de protección, denominado tanotosis, lo poseen la mayoría de los curculionidos (Metcalf, 1984, citado por Cano y Bustillo, 2000), por lo que en un año se pueden presentar en promedio dos generaciones de adultos de picudo.

  • Minador de los cítricos o minador de los brotes (“Phyllocnistis citrella”): 

Este insecto es otro ejemplo bastante común. Se trata de un micro lepidóptero de la familia Gracillariidae. Ataca a las hojas jóvenes, debido a que la hembra realiza la puesta de los huevos en las hojas más pequeñas de los brotes tiernos. Los huevos son de color blanco transparente, con forma lenticular, de unos de 0,3 mm de diámetro. Después de la eclosión del huevo la larva traspasa la epidermis, se sitúa debajo de ésta y empieza a alimentarse. El viento facilita su dispersión que puede llevarla a grandes distancias, lo que propicia la extensión de la plaga. La larva es de un color entre amarillo y verde. Pasa por 4 estadíos, durante los 3 primeros se alimenta pero en el cuarto únicamente se dedica a construir la cámara pupal. Las condiciones ambientales determinan la duración del ciclo y con ello el número de generaciones que se producirán en un año. En verano suele ser frecuente que el ciclo se complete en menos de 15 días ya que el resto del año la duración puede llegar a durar unas 6 veces más que en verano. Le favorecen las temperaturas y humedades relativas elevadas. Las plantas que más daños pueden sufrir son las plantas de vivero, las plantaciones jóvenes, las regadas con riego localizado y aquellas variedades que tienen un amplio periodo de brotación. En los árboles adultos los daños son menos importantes. Los ataques provocan una disminución del crecimiento. Las hojas y los brotes atacados se secan como consecuencia de la rotura y el desprendimiento de la cutícula que deja el parénquima a la exposición sol (Villa Londoño 2000).

* Pulgones:

Existen varias especies de pulgones considerados plaga en los cítricos, pero los más comunes e importantes son el Pulgón negro y el verde. Entre las principales especies de pulgones que atacan cítricos se encuentran: El Pulgón negro Toxoptera aurantii, Pulgón verde Aphis spiraecola y el Pulgón café Toxoptera citricidus. Los áfidos o pulgones son insectos chupadores que se alimentan de la savia de las hojas tiernas causando su deformación. Su principal daño ocurre en plantas jóvenes. Infestaciones fuertes pueden reducir el crecimiento, producir desprendimiento de flores y frutos y aparecimiento de fumagina (Carlos Barrientos Moreno 2009).

Además de las plagas citadas, tenemos otra familia de insectos muy común y en ciertos casos bastante difíciles de eliminar, que han cobrado cierta popularidad por los daños económicos que una de sus variedades ocasionó en España y Sudáfrica en las últimas temporadas. Estamos hablando aquí de las cochinillas:

  • Cochinilla Roja Australiana: 

Ataca todo tipo de especies cítricas, causando en ciertas oportunidades daños de mayor o menor importancia económica. 

En cuanto a su fisionomía, presenta un escudo rojo pardo, contorno circular en la hembra (3 mm) y ovalado en macho (1,5 mm). Estados: larvas caminadoras (amarillas), «gorra blanca» (fijo), los siguientes con escudo. Hembra fecundada: cuerpo arriñonado (pigidio retraído) y grueso velo ventral blanco (al levantar el escudo); la cochinilla roja común es más pequeña, con forma de pera, sin velo; pueden estar juntas. Macho: alado, antenas plumosas, raya oscura transversal en tórax (Cáceres 2006).

  • Cochinilla blanca del tronco (Unaspis Citri): 

Este insecto causa daños fácilmente detectables.  Los troncos y ramas presentan aspecto «encalado», la corteza se agrieta y se raja, puede secar ramas y aún la planta. Las heridas provocadas son puerta de entrada de hongos. Especies atacadas. Todas. Descripción. Escudo de la hembra: 2 mm, gris, forma de coma; escudo del macho: más pequeño (1 mm), cubierto de cera blanca, en mayor proporción que las hembras; ya que de él sale el macho alado. El escudo de la hembra se puede confundir con cochinilla coma (esta última es algo más grande) y el escudo del macho con la cochinilla blanca de la hoja. Las dudas se presentan únicamente con ejemplares aislados (Cáceres 2006).

  • Cochinilla Blanda (Coccus hesperidum):

Ataca a la especie cítrica portadora por medio de diferentes daños entre los que podemos mencionar: la extracción de savia, producción de sustancia azucarada “honeydew”, formación de fumagina y la atracción de hormigas. Puede adquirir importancia en quintas recién implantadas y en vivero conducidos en invernaderos plásticos. Especies atacadas. Todas. Ataca a otras especies no cítricas como helechos y arándanos. Descripción. De color castaño, cuerpo ovalado y convexo, mide aproximadamente 4 mm, puede desplazarse. Forma colonias densas en ramas y hojas (Cáceres 2006)

  • Cochinilla Harinosa (Pseudococcus cryptus Hempel):

Ocasionalmente forman grupos densos en frutos en contacto quintas en producción. Es la típica plaga de vivero bajo plástico, deforma brotes y hojas; luego se forma abundante fumagina. Puede afectar plantas de almácigo, vivero o quintas recién implantadas en lugares bajos y húmedos; en este último caso el ataque más importante se produce en la raíz: debajo de la corteza se alojan colonias densas de cochinillas; las hojas amarillean y la planta se seca. Ataca a todas las especies cítricas. En cuanto a su fisionomía, la hembra es ovalada (3-4 mm) cubierta de cera blanca, cuerpo amarillo o anaranjado, filamentos (proyecciones de cera) en los bordes. La hembra deposita los huevos ovalados en un saco ovígero algodonoso. Algunas ninfas originan machos alados que emergen de un capullo algodonoso. En 6 muestras de distintas fechas colectadas en follaje y raíz se determinó solo P. cryptus; podría haber otras especies (Sara Cáceres 2006).

  • Cochinilla Algodonosa:

También llamada “cotonet” por su denominación vulgar en inglés, “algodón”. La proliferación de esta plaga puede deberse, fundamentalmente, a la rotura del equilibrio ecológico entre ella y su depredador. En su estado de adulto, la hembra presenta un color amarillento, forma ovalada, dorso algo convexo destacando una segmentación transversal muy patente. Está provista de antenas y patas que le permiten el desplazamiento en este estado. Su cuerpo está provisto de una secreción cérea de color blanco y rodeado en sus márgenes por filamentos céreos. Su tamaño es de unos 2 mm de ancho por 4 mm de largo. El macho tiene el cuerpo alargado, cabeza parda rojiza con antenas compuestas de 10 artejos. El abdomen es amarillo con 9 segmentos.

De la familia de las cochinillas, hay muchas más que podríamos citar, pero que son menos frecuentes y no suelen proliferar como para causar daños que se traduzcan en pérdidas económicas de consideración en los sembradíos de cítricos. 

Por último, vamos a mencionar a otro tipo de insecto que suele causar problemas fitosanitarios en los campos de producción citrícolas si no se controla a tiempo: la mosca blanca (Villa Londoño 2000).

  • Mosca Blanca:

Las Moscas blancas son insectos pequeños de color blanco, aunque realmente son amarillas, lo blanco o negro es el color de capas de cera fina que cubren el cuerpo. Existen diferentes tipos de Mosca blanca, entre las que se mencionan: Dialeurodes citrifolii, Dialeurodes citri, Aleurocanthus woglumi y Aleurothrixus floccosus. Las Moscas blancas inmaduras (llamadas ninfas) y adultos succionan la savia de las hojas y segregan grandes cantidades de mielecilla que ocasionan la formación de películas de fumagina. Esta interfiere con la fotosíntesis y causa pérdidas en la cosecha (Barrientos Moreno 2009).

* Conclusión

Existen diferentes plagas, hongos e insectos que debemos controlar en los árboles frutales para el beneficio de nuestras cosechas; por ello, los cultivos de cítricos ofrecen buenas oportunidades para desarrollar programas de manejo integrado de plagas, porque pueden albergar diversas especies de insectos benéficos que sirven como control de las especies dañinas. No obstante, el buen manejo técnico de las plantaciones y de los controles químicos también son fundamentales para evitar estas altas infestaciones de plagas y costos innecesarios de control.

Bibliografía:

* Asocítricos-Federacafé. (2000). Seminario nacional sobre ácaros asociados al cultivo de los cítricos. Colombia, Pereira.

* Castro, B.; Timmer, L. y Muller, G. (2000). Enfermedades de los cítricos en Colombia. Colombia: Produmedios.

* Espinal, G.; Martínez, C. y Peña, Y. (2005). La cadena de cítricos en Colombia. Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Documento de trabajo No.107.

* León, M. (2001). Insectos de los cítricos. Guía ilustrada de plagas y benéficos con técnicas para el manejo de los insectos dañinos. Colombia: Produmedios.

* MADR. (2005). La cadena de cítricos en Colombia. Una mirada global de su estructura y dinámica 1991 – 2005. Documento de trabajo No. 66. Bogotá.

* Orozco-Santos, M. y Timmer, L. (2005). Antracnosis del limón mexicano: situación actual y manejo integrado en el trópico seco de México. En Memorias del V Congreso Argentino de Citricultura 2005. Concordia, Entre Ríos, Argentina.

* Carlos Barrientos Moreno (2009). Reconocimiento y manejo de las plagas y enfermedades de mayor importancia económica en los cítricos de la hacienda La Cristalina en el municipio de Támesis.

* Sociedad Española de Fitopatología. (2000). Enfermedades de Citrus. Mundi Prensa.

* Zúñiga, C. y Ramírez, P. (2002). “Los virus, patógenos de importancia mundial”. En Revista Manejo Integrado de Plagas y Agroecología, núm. 64. Costa Rica: Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE).

* Sara Cáceres (2006). Guía Práctica Para la Identificación y el Manejo de las Plagas de Citrus.

* Villa Londoño, Jorge. (2000) Cítricos. 2 ed. Medellín: Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid.

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