La cosecha de mandarinas en México inicia en octubre y culmina en enero, aunque en venta en los centros de abasto y mercados, la podemos encontrar hasta marzo, aunque con precios más elevados.
La mandarina (Citrus reticulata) tiene un valor nutritivo muy similar al de la naranja, pero es más frágil y por tanto más expuesta a sufrir daños.
Los árboles de donde viene la mandarina necesitan unos mil 200 mililitros de lluvia al año, pero si llueve más no es problema, siempre y cuando el suelo tenga un buen drenaje y no se encharque.
En regiones donde la humedad es alta, la mandarina tiene cáscara es más delgada y suave, además de una mayor cantidad de jugo y mejor calidad.
Es más pequeña que una naranja y de forma esférica. Sus colores varían desde el amarillo verdoso hasta el rojo anaranjado, contiene una pulpa dulce y jugosa que se divide en 10 ó 12 gajos; es considerada “una de las frutas más preciadas por sus múltiples propiedades culinarias, cosméticas y medicinales”, destaca en sus informes la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
Sin embargo, aunque estemos en el momento justo de aprovechar toda la jugosidad de esta fruta, no siempre las que venden en el mercado son las más óptimas.
Siempre es mejor que adquieras la mandarina en su mejor estado, no la compres sin madurar esperando que en tu frutero logres este deseo, porque al contrario de los aguacates ésta termina su maduración una vez cortada del árbol.
En 201, México sembró 22 mil 747 hectáreas de mandarina en 19 estados, lo que resultó en una producción de 238 mil 276 toneladas, teniendo como principales estados productores a:
- Veracruz con más de 101 mil 133 toneladas
- Puebla con más de 62 mil 686 toneladas, y
- San Luis Potosí con más de 21 mil 946 toneladas.
Estos tres estados representan el 77.9 por ciento del total de la producción nacional.
Aún no hay datos de 2022, pero con los problemas que se presentaron por sequía, los elevados costos de fertilizantes y algunas plagas y enfermedades, no dudamos que las cifras presentadas cambien un poco.
El mineral que más abunda en la mandarina es el potasio, necesario para la generación y transmisión de los impulsos nerviosos, la actividad muscular y el equilibrio hídrico de las células. También aporta calcio y magnesio y, en menor cantidad, hierro y cinc y fósforo.
La mandarina “te alegra la vida”, al contener vitamina B6 que es precursora de la serotonina.
Además es rica en vitaminas C, B1, B2 y flavonoides, betacaroteno y aceites esenciales.
Las membranas e hilos blancos de los gajos tienen cantidades de fibra y hesperidina, sustancia con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
La variedad que más se consume en México, en estos meses es la conocida como clementina.