La Unión Europea se encuentra trabajando en una nueva tecnología que funciona a través de un recubrimiento bioactivo que permite alargar la vida útil de 40 a 50 días para las naranjas y de 60 a 70 días para los limones.
Esta nueva tecnología permite también aprovechar la mayor parte de la pulpa de los cítricos y reducir los residuos de la transformación industrial de la fruta hasta un 80 por ciento.
El proyecto europeo BiOrangePack, en el que el Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS) colabora, tiene como objetivo desarrollar un novedoso recubrimiento bioactivo basado en los residuos de la pulpa que permite reducir la putrefacción por hongos.
Las podredumbres causadas por hongos son la principal causa de pérdidas en los cítricos una vez recolectados, y también uno de los mayores obstáculos a los que se enfrenta el sector a la hora de poder exportar a otros continentes.
“Gracias a este proyecto, se pretende alcanzar objetivos como reducir hasta un 30% las pérdidas causadas por las podredumbres postcosecha con tratamientos no tóxicos y ecológicos”, señala Irene Ríos, investigadora principal del proyecto en AIMPLAS.
Para conseguirlo, se están extrayendo componentes activos de los residuos de la piel y la pulpa de los cítricos con capacidad antifúngica.
El objetivo es desarrollar un sistema innovador con películas poliméricas de baja permeabilidad recubiertas con sustancias biocidas para reducir la podredumbre postcosecha.
Además de un nuevo recubrimiento bioactivo basado en celulosa y contenedores micelares. Los cuales son capaces de liberar sustancias antimicrobianas naturales, que se utilizarán en los envases de naranja para reducir la putrefacción.
El proyecto tiene un impacto medioambiental que se mide en términos de cantidad de pulpa, el principal subproducto de la industria de zumos de cítricos y de las esencias, que se reutiliza con este tipo de uso.
La pulpa de cítricos producida en la región mediterránea puede estimarse en 0.9 millones de toneladas al año.
Esta iniciativa ha despertado una notable expectación entre los productores por los beneficios que reportaría, aunque sin perder de vista que también podrían aprovecharse de este compuesto los competidores.
El proyecto en cuestión, denominado BiOrangePack, está financiado por la Unión Europea y cuenta con la participación de cinco de los principales países productores de cítricos de la región mediterránea, como son España, Italia, Turquía, Argelia y Túnez, a los que hay que sumar Francia, como principal importadora.