«Es para volverse locos». La frustración de Randolf Aaldijk, de la empresa holandesa Origin Fruit Direct, es grande.
En las últimas semanas, Randolf ha gastado mucha energía en cosas de las que preferiría no preocuparse a diario. Tomemos como ejemplo la nueva legislación sobre el tratamiento de frío para las naranjas sudafricanas. Las nuevas normas fitosanitarias entraron en vigor el pasado 22 de julio. Unos mil 200 contenedores no cumplieron con todas las nuevas normativas fitosanitarias y quedaron atascados en el puerto.
«Así que los contenedores estaban en el agua, pero no pudimos hacer nada al no tener los documentos fitosanitarios adecuados», suspira el importador.
«Mientras tanto, cada vez se liberan más contenedores, pero muchos importadores y empresas de refrigeración en Países Bajos están ocupados día y noche con la solicitud de nuevos certificados fitosanitarios, teniendo que someterse la fruta aquí a un tratamiento de frío. Y el retail europeo no entiende nada de la situación», continúa Randolf, quien dice que un período de transición más largo hubiera sido lo correcto.
En Sudáfrica, los productores y exportadores están trabajando muy duro para cumplir con las nuevas regulaciones, pero, obviamente, no son capaces de cambiar el sistema de la noche a la mañana.
Mientras tanto, ya están llegando al mercado europeo los primeros contenedores con los certificados fitosanitarios correctos. El importador no espera que esto se traduzca rápidamente en un exceso de oferta.
«El mercado está muy bien en estos momentos. Toda la fruta que se libera se vende inmediatamente. El precio de las naranjas Valencia en cajas telescópicas está entre 16 y 18 euros y en cajas abiertas entre 18 y 20 euros. Como resultado de las decisiones políticas, ahora se está creando una situación de escasez en el mercado. Incluso hay voces que dicen que el sur de Europa está obteniendo ahora ese precio alto para las naranjas que tanto ha buscado», agrega.
