El campo de la región de San Rafael, Veracruz está pasando por una crítica situación, pues pocos sembradíos se han salvado de sufrir las consecuencias de la tercera ola de calor que azotó a casi toda la República Mexicana.
En un conteo de daños por este fenómeno climatológico, en el caso especial de la citricultura, ésta resultó afectada en casi un 100%, principalmente en los cultivos de limón. La gran mayoría de los árboles se encuentran estresados, no quieren florear e, incluso, algunos se han secado.
Por este motivo, los productores de este cítrico lanzaron un grito desesperado de apoyo a las autoridades de los tres niveles de gobierno, pues podrían perder toda la producción de este año, con lo que terminarían el 2023 en números rojos.
La escasez de agua hizo que los árboles de limón se secaran, por lo cual este año podría ser muy negativo para este sector, aunque aún se mantiene la esperanza de que en los próximos meses prevalezcan las lluvias y con ello revivan sus hectáreas de sembradíos de esta fruta.
Cabe mencionar que, el limón al agarrar una textura lisa y de coloración amarilla, pierde su calidad, por lo cual, los productores ruegan por lluvias abundantes para que los cultivos de esta fruta renazcan, de lo contrario, será un año perdido para ellos.
Otra opción son los sistemas de riego, pero estos son costosos y requieren de mantenimiento, no hay programas ni proyectos para ellos, por lo que su única opción son las lluvias.
Algunos citricultores, los menos, ya han implementado sistemas de riego, pero resulta muy difícil, sobre todo para los pequeños productores, pues su costo de instalación es elevado.
Y es que para instalar sistemas de riego se deben realizar ciertos trámites, contar con un permiso para ello, de lo contrario estarían infringiendo la ley y el problema sería peor.
Se requiere que el gobierno regularice el precio de sus producciones, más que insumos, es primordial el respaldo para una competencia pareja en cuanto a la comercialización de las cosechas.

