El 15 de mayo se celebra la fiesta de San Isidro Labrador, patrono de los campesinos, agricultores, animales domésticos y patrón de la ciudad de Madrid, España. También es el santo que intercede para que lleguen las lluvias en tiempos de sequías.
Nació en los alrededores de Madrid (España), hacia el año 1080, y murió en 1130. Aunque no existen muchos datos biográficos sobre él, parece ser que vino al mundo en el seno de una familia muy pobre. Quedó huérfano muy pronto, y desde pequeño buscó el sustento con trabajos como el de pocero (fabricaba y limpiaba pozos de agua) hasta que finalmente se empleó como campesino.
Cuando el rey de Marruecos, atacó Madrid en 1110, Isidro se trasladó a Torrelaguna, donde continuó ejerciendo el trabajo de labriego y otras actividades del campo. Fue precisamente en la parroquia de esta localidad donde contrajo matrimonio con una joven llamada María, natural de Uceda. Tuvieron un hijo llamado Illán.
Sus compañeros de trabajo se burlaban de él en muchas ocasiones diciendo que llegaba tarde por ir cada mañana antes del trabajo a rezar a la iglesia. Gracias a las quejas de sus compañeros se pudo comprobar uno de los milagros comunes más famosos de este santo: el milagro de los bueyes. Se dice que el patrón escuchó las quejas de sus trabajadores y fue a comprobar qué pasaba. Al llegar vio que los bueyes estaban arando solo la parte de campo asignada a Isidro mientras este rezaba.
Con su patrón protagonizaría otro de los milagros: el milagro del agua. En una época de gran sequía, su empleador veía como su campo estaba cada día más seco y no tenía forma de alimentar a su gente. En ese momento pidió ayuda a Isidro, quien sacó su vara de zahorí, la puso en el suelo y del lugar brotó agua.
La leyenda cuenta también que un día su hijo Illán se cayó al pozo de la casa construido en el lugar en el que San Isidro había puesto su vara. En ese momento su mujer le rogó a Isidro que hiciera algo para salvarle. Entonces el santo se puso a rezar y el agua del pozo subió elevando al niño hasta la superficie.
Por su amor a los animales, al Santo se le representa siempre con un perro labrado o con un par de bueyes y con algún apero de labranza que revelen su profesión. Por sus milagros con el agua, se cree que la fuente de San Isidro tiene propiedades milagrosas y curativas, pues está ubicada en el mismo sitio donde estaba el pozo del que salvó a su hijo.
El ejemplo de santidad de San Isidro es verdaderamente excepcional porque aconteció en una época (el siglo XI) donde la gran mayoría de santos eran de origen eclesiástico o noble. Y, en cambio, no era común reconocer la santidad entre los pobres.
San Isidro Labrador también podría ser el santo patrono de los migrantes, pues al ser uno de ellos, debido a la necesidad del exilio que provocó las luchas entre reyes, así como por las guerras entre árabes y cristianos. Actualmente hay muchos agricultores y campesinos que migran para encontrar nuevas oportunidades. Y de los pobres, producto de su trabajo, Isidro repartía sus ganancias entre los pobres, su familia y su templo.
En muchas comunidades de Veracruz y otros estados de la República Mexicana, con tradición agrícola, también celebran a este Santo con misas, festivales, música, procesiones, bendiciones a los animales domésticos y de granja, herramientas de trabajo y semillas de temporal, que inician su ciclo agrícola con las lluvias, a fin de obtener una buena cosecha durante el año.
«San Isidro labrador, pon la lluvia y quita el sol…» es el rezo que todavía escuchan campesinos cada 15 de mayo esperando que el santo haga el milagro y mande la lluvia. Como cada año, la imploración se hace más evidente ante la sequía que atraviesa la mayor parte del territorio nacional.
Desde tiempos inmemoriales, el hombre del campo se ha visto en la obligación de buscar métodos para lidiar con el capricho del clima, recurriendo a todo tipo de soluciones, desde científicas, hasta de fe.
San Isidro murió en 1172 y fue enterrado junto a la Iglesia de San Andrés de Madrid. Décadas más tarde, su cuerpo fue exhumado, pero sorprendentemente el cuerpo estaba intacto. Sus restos residen en el altar mayor de la Colegiata de San Isidro, templo situado en el casco histórico de la ciudad.