Este año 2022 ha sido de clima extremo, desde inundaciones devastadoras a huracanes horribles, pasando por calor implacable, sequía y lluvias masivas. Los agricultores, siempre a merced del clima, han recibido un duro golpe.
Hasta ahora ha habido más de una docena de eventos de desastres climáticos con pérdidas superiores a mil millones de dólares, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos.
De acuerdo con información publicada por el periódico USA Today, los estados de Texas, California y Florida están entre los más afectados por causa por el clima extremo. Aunque las cosechas en Estados Unidos han sido buenas en general, algunos cultivos han quedado devastados.
Tal es el caso de las naranjas de Florida que después de que el huracán Ian arrasara con los condados de la costa del Golfo a finales de septiembre, los productores de cítricos de los principales condados agrícolas del estado informaron que entre el 50 y el 90 por ciento de su fruta fue arrancada de los árboles por los fuertes vientos y la lluvia.
Aunque no se puede culpar directamente al cambio climático por cada mala cosecha o evento climático extremo este año, pero los efectos, incluidas la sequía y los huracanes más lluviosos, perjudican las cosechas en todo el país en 2022. Los agricultores siempre han tenido que lidiar con el mal tiempo.
El huracán Ian azotó duramente los campos de naranjos y pomelos de John Matz. Perdió más del 50 por ciento de su cosecha al ser arrancada de los árboles.
«Fue muy triste ver la cantidad de fruta que había en el suelo», dijo el productor de Wauchula, Florida.
Los vientos fueron sólo el principio. El agua estancada dañó los sistemas radiculares. Incluso ahora, cuando las aguas han retrocedido y se ha contado la fruta caída para fines de seguros, se avecinan más malas noticias, señaló Roy Petteway, presidente de la Asociación de Productores de Cítricos de Peace River Valley.
«Los árboles son muy sensibles; no son como la calabaza o el pepino. Es posible que no se vea el alcance total del daño durante ocho meses a un año», agregó.
El líder de los citricultores no está convencido de que el calentamiento global causado por el hombre esté detrás de los fenómenos climáticos que estamos viviendo, pero definitivamente hay un cambio en la tierra que su familia ha tenido durante generaciones en Zolfo Springs, Florida.
«Tengo 36 años y he superado tres tormentas únicas en la vida», afirmó.
Pero después de seis generaciones en Florida, no está dispuesto a darse por vencido. «No sabemos cómo fallar. Hay una razón por la que hay una naranja en nuestras placas».
El huracán “atravesó exactamente el corazón del cinturón de cítricos”, señaló Ray Royce, director ejecutivo de la Asociación de Productores de Cítricos del Condado de Highlands.
Royce informa que en algunos condados los productores perdieron hasta el 80 por ciento de su producción. Los productores de naranjas de Florida ya se enfrentaban a un año difícil, ya que la enfermedad del enverdecimiento de los cítricos, una bacteria invasora que prospera en climas cálidos y puede matar a los árboles y provocar la caída temprana de la fruta, afectó a sus plantaciones.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) predijo que el estado produciría 28 millones de cajas de naranjas esta temporada, un 32 por ciento menos que la temporada anterior. Esta cifra supondría la menor cosecha desde 1943. Y es posible que el impacto del huracán Ian aún no haya terminado, señaló Royce.
En algunas zonas, la tormenta no solo provocó la caída de la fruta, sino que arrancó por completo los árboles o los anegó.
Aunque esta tormenta fue particularmente devastadora, añade que los productores de cítricos de Florida han superado temporadas de huracanes difíciles en el pasado, como el huracán Irma en 2017. “Somos una industria que está a la merced del clima”.
Florida cultiva principalmente cítricos para jugo, por lo que no debería haber un gran impacto en los precios de la fruta al consumidor, dijo Ray Royce. Pero cada vez que hay una tormenta que daña los cultivos, es un golpe más para la fruta que se produce en Estados Unidos.
«Se traerá jugo de reemplazo de Brasil y México. En algún momento para los procesadores es más barato enviarlo. Todo el jugo que se consume ahora es un producto mezclado de jugo nacional y extranjero», añadió.
Si bien las cosechas en los Estados Unidos en general han sido buenas, algunos cultivos fueron devastados.
En Texas, la cosecha de algodón se vio muy afectada por la sequía, los agricultores de arroz en California han dejado los campos vacíos por falta de agua y los ganaderos en Texas, están enviando más animales al matadero porque los pastos atrofiados por la sequía pueden no pueden soportar la actividad normal de parto.
El mazapán de Navidad de este año no se verá afectado, pero el del próximo año podría verse afectado, dado el doble golpe que recibieron los almendros de California este año.
Estados Unidos produce el 82% de las almendras del mundo, casi todas en California. En 2022, la cosecha fue un 11% inferior a la del año anterior. Se espera que la producción de este año caiga hasta en 2,600 millones de libras.
La preparación es la clave
Las cosas habrían sido mucho peores si no fuera por los avances en el cultivo de plantas, sostuvo Paul Mitchell, profesor de agricultura y economía aplicada en la Universidad de Wisconsin, Madison.
«Los cultivos son más resistentes al clima seco que hace 20 años», enfatizó.
A medida que el tipo de eventos climáticos severos que pueden devastar los cultivos se vuelven más frecuentes, las mejores razas no necesariamente podrán salvar a los agricultores, manifestó Ariel Ortiz-Bobea, economista de la Universidad de Cornell que estudia cómo la agricultura está lidiando con el cambio ambiental.
“La productividad agrícola de Estados Unidos está aumentando, pero no se está volviendo más resistente a los extremos. Cuando los años malos comienzan a alinearse, ¿estamos haciendo cosas para prepararnos para lo inusual a medida que se vuelve más habitual?», puntualizó el catedrático.